Lesiones deportivas

Estas lesiones pueden afectar diferentes partes del cuerpo, como músculos, tendones, ligamentos, huesos y articulaciones.

Lesiones deportivas más comunes

Las lesiones deportivas pueden variar en su gravedad, desde pequeñas contusiones o torceduras hasta lesiones más graves, como fracturas o desgarros musculares. Estas lesiones pueden ser agudas, ocurriendo de manera repentina debido a un movimiento brusco o impacto, o pueden ser crónicas, desarrollándose gradualmente a lo largo del tiempo debido al uso excesivo o movimientos repetitivos.

Entre las lesiones deportivas más comunes se encuentran las distensiones musculares, esguinces de ligamentos, tendinitis, fracturas por estrés, luxaciones, y desgarros de cartílago o meniscos. Estas lesiones pueden ser causadas por diversos factores, como una técnica incorrecta, falta de calentamiento o estiramiento adecuado, sobrecarga de la actividad física, fatiga, o falta de equipamiento adecuado.

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Lesión de ligamento cruzado anterior

Puede ir de un esguince, desgarro parcial hasta una ruptura total.
Causas

La mayoría de las rupturas del ligamento cruzado anterior se producen por el giro de la rodilla con el pie apoyado sin movimiento, apoyo sobre un sólo pie en caídas o saltos, o por frenar o cambiar de dirección súbitamente durante una carrera. Este mecanismo se ve con más frecuencia en futbolistas, esquiadores, jugadores de baloncesto y tenistas.

El ligamento cruzado anterior también puede romperse tras un traumatismo directo en la superficie externa de la rodilla mientras el pie está apoyado en el suelo.

Síntomas

Sensación de crujido o tronido en la rodilla, imposibilidad para caminar o realizar apoyo de la extremidad, cojera o limitación para realizar flexión o extensión de la rodilla, además de inflamación de aparición rápida, son síntomas que orientan el diagnóstico.

Durante la actividad deportiva, el gesto de abandonar la competición por dolor o limitación, es indicio de una posible ruptura del ligamento cruzado anterior.

La inflamación importante de la rodilla puede ser producida por derrame articular o hemartrosis (sangre dentro de la rodilla), el 85% de las hemartrosis de rodilla son secundarias a ruptura del ligamento cruzado anterior.

Diagnóstico

Si el paciente tiene un antecedente traumático similar a lo descrito con anterioridad, debemos realizar pruebas clínicas que nos orienten al diagnóstico y posteriormente corroborarlo con la realización de un estudio denominado Resonancia Magnética que nos proporciona información en diferentes cortes de la rodilla para evaluar rupturas o desinserciones.

Tratamiento

El tratamiento de la ruptura del LCA busca prevenir la inestabilidad de la rodilla durante actividades deportivas y cotidianas, evitando el desgaste prematuro de la articulación.

La cirugía de Artroscopia se realiza a través de pequeñas incisiones en la rodilla, permitiendo la observación interna y el uso de herramientas para eliminar el tejido lesionado y colocar un injerto tendinoso para reemplazar el ligamento afectado. Tras una exitosa reparación, el paciente se queda en el hospital por 24 a 48 horas y luego inicia la rehabilitación física.

El objetivo es mejorar la movilidad y fuerza muscular, permitiendo el retorno a entrenamientos y gimnasio en 4-6 meses, y a actividades deportivas de alto rendimiento en 9-12 meses.

Lesión de menisco

Los meniscos, compuestos de fibrocartílago, desempeñan funciones clave como la amortiguación, estabilidad y mejora del contacto entre las superficies articulares de la rodilla, lo que reduce el roce entre los componentes óseos. Son indispensables para la función normal de la rodilla al distribuir la carga desde el fémur hacia la tibia, evitando la sobrecarga.

Las lesiones de menisco suelen ocurrir por movimientos de flexión/rotación de la rodilla mientras el pie permanece estático. Una lesión de baja intensidad puede resultar en un desgarro parcial, mientras que una lesión más intensa puede llevar a una rotura completa, incluso desprendiendo el menisco de su origen.

La rotura del menisco puede causar dolor en la superficie interna o externa de la rodilla, dependiendo del mecanismo de lesión. Además, puede desplazarse fuera de su posición normal (luxación de menisco) y provocar bloqueo de la rodilla, lo que impide su flexión o extensión. También puede haber derrame articular (líquido o sangre en la articulación), lo que resulta en inflamación y limitación de la movilidad.

Para confirmar el diagnóstico, se requiere una exploración física y estudios de imagen, siendo la resonancia magnética la preferida. El tratamiento dependerá de la gravedad de la lesión, la incapacidad que cause al paciente, la presencia de derrame articular significativo o bloqueo en la articulación.

Las reparaciones meniscales se realizan mediante Artroscopia con implantes que permiten suturar el menisco desde el interior. Este procedimiento suele durar entre 1 y 2 horas, y en muchos casos, el paciente es dado de alta al día siguiente de la cirugía.

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